lunes, 14 de diciembre de 2009

Parachutes: a diez años de la feliz melancolía




Nos remontamos al 2000 d.C., una fecha que a todos los adultescentes mexicanos nos traerá más de un recuerdo, no sólo por el famoso 2YK y sus infundadas sospechas sobre el "fin de la historia", sino también porque vivimos otro gran simulacro, otra gran (des)ilusión: la "transición" a la "democracia".





En ese año, par excellence apocalíptico, al igual que las añoranzas democráticas, tampoco llegaron los "automóviles" de los Supersónicos, ni la famosa "patineta voladora" de Martin, en Back to the Future; pero lo que sí saltó al mundo de lo real, fue una camada de excelentes discos, como si la paranoia por hacer lo mejor antes de la catástrofe planteada por Nostradamus hubiera inspirado a los músicos a edificar grandes obras, pues éstos siempre llevan un ápice de sensibilidad por delante de nosotros, los demasiado humanos.


La primera entrega de estos Textos Sonoros, que serán célebres por su discontinuidad, la merece Parachutes, de Coldplay, un disco que sin lugar a dudas nos abrió una nueva perspectiva de lo que catalogo como la "feliz melancolía".


CLAROSCUROS





La definición de "Parachute" lo sitúa como un artefacto cuya función en reducir la velocidad de un objeto en la atmósfera a través del efecto "drag" o de "arrastre", es decir, oponiendo una fuerza abierta a otra más cerrada. Y esto viene a colación porque las texturas líricas, en esta primigenia joya de Coldplay, obedecen al mismo efecto "parachute" sobre las música del mismo. Ambos componentes se entretejen, se hacen contrapesos, y así se definen únicos para ofrecernos un claroscuro permanente a lo largo de los diez tracks de este LP debut.





La primera nostalgia llega al pensar que, hace una década, era necesario realmente ponerle play al reprodutor de CD para escuchar el contenido del mismo. Sin duda podía parecer esto un "juego frío", pero era algo más, era todo un rito que ponía en suspenso nuestras emociones en ese par de segundos silenciosos antes del track 1. 


Con Parachutes, el teatro musical inicia con Don't Panic  como primer acto, una pieza muy sencilla, de acordes suaves, pero con la profundidad enmarcada por el flanger del piano, con la clara advertencia de un "mundo maravilloso" en el cual, a pesar de su belleza, nos hundimos con similar estética, pues no hay lugar hacia donde escapar. Un nihilismo "optimista".


Paso siguiente en el disco ganador de un Grammy, y el aún más disputado Brit Award, es Shiver, canción con obvias referencias a un amor mal correspondido. El sonido es de lo más atractivo del álbum, con un riff que quedó para la posteridad, en una especie de progresión elaborada por notas que se quedan sin aliento, pero siempre con el último suspiro.


El mood de los dos sucesivos tracks, Spies y Sparks, nos introducen en las Lowlands del disco. Un páramo tristón, con la primera un tanto claustrofóbica, en lo que posiblemente sea en realidad una metáfora política, mientras que la segunda refleja muy bien la bipolaridad de disco, con letras por momentos esperanzadoras, aunque en la música gobierna un sentir contrario.



DIOS ES BIPOLAR






A continuación vienen los emblemas de, quizá no solo el disco, sino del "segundo" despertar del Brit Pop, mucho más maduro y temperamental que el de cinco años atrás en ese entonces, dominado por las psicodelias de Blur, la crudeza desenfadada de Oasis, o Pulp, los más extraordinarios para narrar lo ordinario.


Yellow es el primer himno generacional del idealismo del tercer milenio. Canción que hace soñar a cualquiera con su "look at the stars", y sus inocentes, pero válidas intenciones de llegar hasta el extremo de "desangrarse" por su sujeto-objeto amado.


El otro parteaguas de Parachutes es  Trouble. La pieza conlleva la atmósfera más elaborada del disco; en una canción que rompe de tajo con la alegría mostrada por el track anterior, para regresar al escucha al sendero de la introspección sombría, e incluso, declarar nuestra propia falla como existencias. 



SOLEDAD EN RESISTENCIA'






El resto del album sigue la lógica de luz y sombra, por no decirle maniaco-depresiva, pero llena de una elegancia impropia para los entonces jóvenes y desconocidos londinenses, antes de que la fama del mainstream terminarla por devorarlos y transformarlos en fórmula, como casi todos los talentos en la vida.


Seguramente de manera intencional, el cuarteto inglés dejó la canción Life is for Living como corolario de Parachutes, como una pieza fantasma, con un acento campirano, que aparece después del minuto 5:39 del track 12, Everything's not Lost.


"' cos my head just aches



when I think of



the things that I shouldn't have done
but life is for living, we all know
and I dont wanna live it alone".